martes, 30 de junio de 2009

La revista Rolling Stone destapa las inmundicias de Goldman Sachs

Goldman Sachs ha sido uno de los mayores vampiros del sistema financiero. La revista Rolling Stone publica un amplio reportaje sobre su modo de operar, su falta de escrúpulos y su lucrativo negocio.

elconfidencial.com ha realizado un adelanto en castellano. Enhorabuena. Luego vino la segunda parte.

Pero esto no me suena a nuevo. En mi libro dedico una parte al nacimiento de Goldman y a su forma de actuar. Fue uno de los causantes de la crisis de 1929. Ahí va lo que escribí en "La crisis explicada a sus víctimas" (Áltera).


" En 1929, la bolsa de Nueva York, que ya era la más poderosa del mundo entonces, no comerciaba con bulbos de tulipán sino con acciones de centenares de empresas. El precio de las acciones había llegado a un nivel bastante alto debido a que miles de nuevos inversores norteamericanos se habían animado a jugar a la Bolsa en los locos y felices años veinte.

“La especulación en bolsa se convirtió en el pasatiempo nacional”, escribe Malkiel. En 18 meses la bolsa había subido tanto como en los últimos seis años.

Estaba de moda invertir en empresas industriales, que estaban formando una base sólida de la nueva potencia industrial. Pero había un hecho nuevo, una fórmula financiera que había contribuido a fomentar esa codicia por las acciones: el apalancamiento.

Consistía en adquirir una acción, depositando solamente el 10% del valor. Era como comprar una casa dando una señal. Según Galbraith, los inventores de este método que califica de “extravagante” fueron principalmente dos compañías: los bancos de inversiones United Founders Corporation y Goldman Sachs.

Fundada en 1869 por Markus Goldman, esta empresa de inversión lanzó en 1928 un fondo llamado Goldman Sachs Trading Corp. que realizaba compras prodigiosas a través del apalancamiento. Llegó un momento, poco antes del martes negro de octubre 1929, que los brókers en general habían prestado una cantidad gigantesca de dinero, que según Malkiel alcanzó los 9.000 millones de dólares. Esa inmensa avalancha de dinero fluyó con tal ímpetu que Irving Fisher, un respetado profesor de Yale y experto en bolsa, afirmó que los valores se habían estabilizado “en una meseta elevada”.

No había posibilidades de que cayeran.

Además, miles de especuladores habían formado por su cuenta trust de inversión para enriquecerse comprando y vendiendo acciones.

Uno era André Kostolany, que posteriormente se convertiría en un gurú de la bolsa, como en estos tiempos lo es George Soros. Los dos tenían muchas cosas en común: húngaros, expertos en bolsa, y nacionalizados americanos.

Para Kostolany, el precio de las acciones estaba hinchado. ¿Culpable? Se habían realizado muchas compras al descubierto o a crédito (apalancamientos), y llegó un momento en que la euforia alcista impidió a los inversores ver que la burbuja estaba a punto de estallar.

Los especuladores jugaban al alza, claro, porque pensaban que eso iba a subir y subir y subir. Puro farol. Kostolany en cambio jugó a la baja en aquel crac y explicaba el mecanismo en un entretenido libro. Primero, usted piensa que un valor va a bajar y se compromete a venderlo dentro de un mes a 100 dólares. Pero en realidad no desembolsará nada hasta dentro de un mes. Si pasados 30 días, ese valor está en 80 dólares, usted lo adquiere a 80 y los vende a 100, como está previsto en su contrato. Se embolsa 20 dólares. Kostolany era un experto en hacer lo contrario que las masas: compraba cuando los demás vendía, y vendía cuando los demás compraban. Se hizo millonario con el crac de 1929.

A finales de octubre de 1929, sin que se sepa muy bien la razón, los inversores más avispados comenzaron a vender. Entonces, la fiebre vendedora se contagió más rápido que el peor de los bacilos, y se desató el pánico. En cuestión de días, la Bolsa de Nueva York se derrumbó y siguió cayendo durante muchos años, sembrando al país con la mayor de las desolaciones".

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