viernes, 10 de abril de 2009

¿Por qué los caballos del Pony Express han sacudido positivamente a la Bolsa?


Muchos periodistas no se enteraron ayer a tiempo de que la noticia de Wells Fargo era importante. A la hora de comer en España (nueve de la mañana en Wall Street), se anunciaba que este banco norteamericano había ganado 3.000 milones de dólares en el primer trimestre.

Un notición por varias razones: la primera, porque en medio de la crisis, uno de los mayores bancos de EEUU anuncia gigantescos beneficios lo cual podría significar el principio del fin del sufrimiento. La segunda, porque estaba teniendo un impacto increíble en las bolsas.

Pero si uno pinchaba en los medios on line españoles no veía nada a las tres de la tarde. ¿Por qué¿ Porque era Jueves Santo y a esa hora no solo hay poca gente en la redacción sino que los pocos que hay están comiendo. Además, seguro que la persona que quedó de guardia no es experta en bancos y pensaría que Wells Fargo es el banco que atracaban en las pelis de vaqueros, o el servicio relacionado con el Pony Express que sorteaba a los indios malos en las mismas pelis de vaqueros.

Y no se equivocaban. Ha sido ambas cosas.

Pero hoy es el quinto banco de EEUU y se seguir ese ritmo de ganancias, sería uno de los bancos que gana más dinero del mundo. En cualquier caso es una noticia que los informativos de todo el mundo se apresuraron en enaltecer, destacar y proyectar, lo cual ha tenido un efecto mágico en los mercados bursátiles.

Pero no hay que engañarse. De Nueva York a Madrid, las bolsas reaccionaron con tanto entusiasmo porque desde hace tiempo se esperan las buenas noticias como el que espera el buen tiempo después de un invierno lleno de nieve, hielo, lluvia, viento y frío. Lo que ha subido en bolsa es el estado de ánimo de millones de inversores. Pero ese termómetro decaerá otra vez porque la mayor parte de los bancos del mundo están atrapados por el peso de una deuda que no acaban de quitarse, y siguen apresados por un miedo que flota en el ambiente como el fantasma de un demonio.

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