lunes, 6 de abril de 2009

El G20 parió un ratoncito

Hace justamente diez años nació el G20, el grupo de los 20 países más industrializados o en vías de serlo. Reúne cada año en un país a los ministros de economía, a los gobernadores de los bancos centrales y a veces, como acaba de suceder, a los jefes de estado o primeros ministros. También asiste obligadamente el presidente del Banco Mundial, el director gerente del Fondo Monetario y alguna autoridad destacada del mundo económico.
Para saber cuál es el pulso del mundo, basta con fijarse en los títulos con que han sido bautizadas estas cumbres económicas desde su inicio porque cada una de ellos refleja el
zeitgeist, el espíritu de su tiempo.
Por ejemplo, la cumbre de 2006 se titulaba "Building and Sustaining Prosperity" porque el mundo estaba subido sobre una tabla de surf que volaba sobre un mar de prosperidad. La del 15 de noviembre del año pasado se llamó pretenciosamente "Summit of financial markets and the world economy", para reflejar que había que acometer una reforma mundial de los mercados financieros.
La última cumbre que se celebró hace unos días en Londres se titulaba sencillamente: "Stability
Growth Jobs". Pero sus conclusiones fueron tan decepcionantes, que me temo que la próxima cumbre se va a titular "Economy" a secas.
Lo digo porque en la cumbre de noviembre en Washington los líderes mundiales prometieron meterle mano a las agencias de calificación financiera, que cooperaron alevosamente en hinchar los precios, y ayudar a los bancos a comprar y vender productos que fueron "bombas masivas de destrucción financiera", como dijo Warren Buffett, el inversor más admirado del mundo.
En la última cumbre del pasado 2 de abril, no se dijo nada de eso. En esa cumbre de Londres se aprobó inyectar un billón de dólares al sistema financiero mundial a través del FMI. Por cierto, ya lo he dicho: quiero ser funcionario del FMI pues va a manejar 750.000 millones de dólares en lugar de los 250.000 millones que manejaba. O sea, encima de que el FMI, cuyo papel consiste en prevenir y predecir, y que no se enteró de esta crisis financiera, pues encima le dan 500.000 millones de dólares como premio.
Creo que los periodistas deberían crear webs de control de ese dinero como lo ha hecho en EEU Propública, una web que investiga adónde están yendo las cantidades gigantescas de ayudas a la banca y a las empresas norteamericanas, es decir, los periodistas se han convertido en los perros guardianes del ciudadano para evitar que alguien se lleve esas sumas por su cara bonita.

También se aprobó eliminar los paraísos fiscales, cosa que no gustó a un país tan europeo como Luxemburgo, nido de blanqueadores de dinero y de defraudadores del fisco.
Y yo me pregunto: ¿qué demonios interesa al ciudadano de todo eso que se ha aprobado? ¿Tenemos nuestro dinero en un paraíso fiscal? ¿Sabemos para qué sirve el FMI? ¿Por qué no nos dan unas migajas de ese billón de dólares?
De las tres propuestas de la frase de la cumbre "Stability Growth Jobs", sólo la última es la que interesa a la gente. ¡Es el empleo, estúpidos! Pues bien, había una cumbre sobre el Empleo que iba a realizarse posteriormente a la Cumbre del G20 y fue suspendida porque "no teníamos nada que proponer". Estupendo: pues ya saben dónde meterse sus cumbres.

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