lunes, 28 de septiembre de 2009

Obi Wan Kenobi nos dice cómo controlar la fuerza de los impuestos


El paro en España era del 24% de la población activa. Había estallado la crisis asiática. Europa estaba estancada. Eso sucedía entre 1996 y 1998.

¿Cómo logró el gobierno de entonces reactivar la economía española bajando los impuestos?

Lo explica Manuel Lagares fugazmente (es unos párafos) en El Mundo.


"Los impuestos personales deberían bajarse -y no subirse- justo cuando se inicie la recuperación y los indirectos como el IVA no aumentarse tampoco en ese momento. Con ello se impulsaría y aceleraría la salida de la crisis al dotar a los ciudadanos de una mayor renta disponible cuando, al comenzar la recuperación paulatina del consumo, no se corra el riesgo de que se atesore el ahorro impositivo.Los precios tampoco se verían afectados por los impuestos en ese momento crucial.
De este modo se aceleraría la recuperación y, con ella, el mecanismo automático de absorción del déficit coyuntural. Así se hizo en la reforma del IRPF en 1998 y el resultado de la bajada en tarifas y tipos, junto con el aumento de los mínimos de exención personales y familiares, fue una mejora evidente en la justicia del tributo y una mayor recaudación que coadyuvó a reducir el déficit público, pese a la «crisis asiática» que afectaba a la economía mundial y a los pesimistas pronósticos de quienes entonces estaban en la oposición".

Y dice también:
"No [hay que] subir ningún impuesto en las actuales circunstancias económicas. Subir impuestos ahora creará posiblemente más problemas que los que se pretenden resolver. Como única excepción a esta primera regla, la segunda debería consistir en analizar a fondo el posible intercambio de algunos impuestos para reducir costes empresariales y mejorar la capacidad de nuestras empresas para competir en el exterior.

SUBIR, POR EJEMPLO, el IVA reduciendo simultánea y equilibradamente las cotizaciones sociales no repercutiría apenas en los precios y, sin embargo, supondría ganancias importantes para los exportadores, porque el IVA no recae sobre las exportaciones mientras que sí lo hacen las cotizaciones sociales. De paso, reducir la brecha entre costes salariales de las empresas y los salarios efectivamente percibidos por los trabajadores ayudaría a generar empleo, lo que resulta muy deseable pues el paro superará pronto el 20% de la población activa".

Manuel Lagares es catedrático de Hacienda Pública, y sus consejos, como los de un verdadero Obi Wan-Kenobi, fueron escuchados por los gobernantes de entonces. Acertaron. Así entramos en el euro.

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